martes, 26 de mayo de 2015

That's life bro

-Bueno, visto y considerando que nos conocemos hace relativamente poco, de antemano aviso que esta propuesta puede parecer un tanto -Incliné mi cuerpo y mi cabeza para parecer un poco más inofensivo, a la vez que hacía un breve silencio- extraña. Le apetece joven señorita de ojos azules salir a tomar algo conmigo? Sé que no tomás alcohol, así que yo me puedo contener por una noche.
Y al terminar hice una leve sonrisa mientras me erguía, demostrando una inexistente confianza, de lo cual me arrepentí plenamente ya que en realidad me sentía como un imbécil, especialmente con la última frase. Para ser honestos me arrepentía de todo lo que había dicho, a tal punto llegaban mis expectativas. Pero sin embargo dije lo que quería decir y supongo que en cierto sentido eso creo una confianza genuina en mi. Lo cual no quitó que los segundos previos a que ella abriera la boca se volvieran una eternidad.
Lo único que llegó a pronunciar fue un vago sonido que derrumbo la poca confianza que se había generado instantes previos. Luego de unos pocos segundos, pero que para mi fueron una nueva eternidad, pronuncio unas palabras que revelaron todo.
- Mira, Ale -Uso un diminutivo y por la expresión afligida de su rostro supe que todo lo que venía a continuación iba a ser poco favorable para mi, que si bien era un resultado esperado, de hecho, era lo más probable, estaba esperando con todo mi corazón no tener que escucharlo- Yo ahora estoy con Ariel... Estoy saliendo con él.
Y sin más pronunció su nombre y giro su cabeza en torno a él, quién, al no haber prestado atención a la conversación por estar cocinando en ese momento, se acerco hacía nosotros con su habitual buen humor pensando que ella lo había llamado. No creo que haya tardado mucho en darse cuenta que algo sospechoso estaba pasando debido a nuestro silencio y el expresivo lenguaje corporal de ambos.

A ella se la notaba afligida, lo cual me hizo sentir un poco mejor, porque en algún punto sí le importaba. Fue un breve lapsus donde mi visión fue muy egoísta y narcisista, lo cual hace que me avergüence de mi mismo. En mi defensa, estaba bastante influenciado por mis sentimientos surgidos en ese momento. No sé bien de quien me defiendo, ya que no creo que nadie me juzgue, supongo que de mi mismo... No hay peor juez que uno mismo. Obviamente después racionalice con una mayor claridad en mi cabeza, que a nadie con un mínimo de empatía le gusta rechazar a otro, ya que exponerse a uno mismo, y más con temas tan complicados como es el tema del amor, cuesta y conlleva mucho coraje, el cual es tirado a la basura al obtener resultados menos que satisfactorios.

Por mi parte, y debido al último pensamiento, sentí aún más culpa conmigo mismo al ponerla a ella esta situación, se me podía notar bastante destruido. Probablemente esté exagerando un poco en esta última parte, sí, me encontraba con un gran sentimiento de frustración y rechazo, pero la vida continua, nadie murió, no sentía nada contra Ariel, de hecho era con quien mejor me llevaba, y sabía que todavía nos quedaban un par de aventuras por recorrer. No estaba enojado, ni celoso, solamente... Sólo eso, solo me sentía un tanto solo.

Ariel, ya habiéndose dado cuenta de la situación, y debido a que ya sospechaba de mis sentimientos hacia ella, intercambio miradas y luego permaneció mirándome. No recuerdo exactamente como me estaba mirando realmente, sino lo que sentí con su mirada, una mirada de tristeza, de vergüenza ajena, de pena, lo cual me enfureció, sin embargo pude despejar mi mente y entendí que lo único que Ariel sentía era, al igual que ella, empatía hacia otro ser humano que se encontraba en una situación nada agradable.

Ambos se encontraban en esta incomoda situación por lo que ninguno pronunció palabra alguna y nos quedamos los tres parados como idiotas en el comedor. Mascullé algunas palabras sin sentido, que censuré inmediatamente, ya que entendí que la gran cantidad de argumentos que quería expresar no iban a llegar a ningún lado, como querer explicarle a ella que era una lastima, para mi, el hecho de no poder salir juntos, pero que sin embargo estaba todo bien. Decir esas cosas no iban a hacer sentir mejor a nadie, sin embargo una sonrisa involuntaria, tal vez surgida de mecanismo de defensa psicológico, se formó en mis labios al comprender lo estúpidos que eran esos argumentos. Por ende tome la decisión de partir hacia el balcón, fumarme un pucho y dejar a los tórtolos solos.
Puta, pasó tiempo ya de esto e igual me costó escribir "tórtolos".

Ya en el balcón y habiéndole dado tan solo dos pitadas al cigarrillo tomé el coraje de ver hacia adentro del departamento y observe a ambos parados en la misma posición, mirándome a mi con una expresión neutra, mezcla de duda ante lo acontecido y preocupación, así qué, con una sonrisa en el rostro, los señalé a ambos, levante mis dedos índices y golpee mis palmas, luego levantando un pulgar en gesto de aprobación mientras los miraba y ponía una expresión de que todo estaba bien. En realidad no lo estaba, pero bueno, qué otra cosa quedaba por hacer?

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